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DIEZ POEMAS DE MUJERES...

 

DAISY ZAMORA

(Managua, Nicaragua, 1950- )

 

Cuando las veo pasar alguna vez me digo: qué sentirán

 

ellas, las que decidieron ser perfectas conservar a toda costa

 

sus matrimonios no importa cómo les haya resultado el marido

 

(parrandero mujeriego jugador pendenciero

 

gritón violento penqueador lunático raro algo anormal

 

neurótico temático de plano insoportable

 

dundeco mortalmente aburrido bruto insensible desaseado

 

ególatra ambicioso desleal politiquero ladrón traidor mentiroso

 

violador de las hijas verdugo de los hijos emperador de la casa

 

tirano en todas partes) pero ellas se aguantaron

 

y sólo Dios que está allá arriba sabe lo que sufrieron.

 

Cuando las veo pasar tan dignas y envejecidas,

 

los hijos las hijas ya se han ido en la casa sólo ellas han quedado

 

con ese hombre que alguna vez quisieron (tal vez ya se calmó

 

no bebe apenas habla se mantiene sentado frente al televisor

 

anda en chancletas bosteza se duerme ronca se levanta temprano

 

está achacoso cegato inofensivo casi niño) me pregunto:

 

¿Se atreverán a imaginarse viudas, a soñar alguna noche

 

que son libres

 

y que vuelven por fin sin culpas a la vida?

 

 

SOLEDAD ALVAREZ

(Santo Domingo, República Dominicana, 1950- )

 

Clase de religión

 

Dicen que Dios está en todas partes

 

que todo lo ve.

 

¿Estás en todas partes, Dios

 

todas las guerras el hambre viva los estómagos

 

embalsamados

 

el ojo inmenso

 

de cíclope insomne de Dios, lo ve?

 

La sangre en la cisura brutal del estupro

 

el puñal del asesino la ferocidad del malestar

 

¿y no se espanta Dios no llora no toma partido

 

la eternidad imperturbable?

 

Lo nimio también lo ve Dios.

 

La araña tejiendo el hilo de seda para la presa

 

la hormiga en busca del alimento

 

¿también a mí me mira cuando me miro desnuda

 

frente al espejo,

 

cuando me peino fumo a escondidas quiero matar

 

y me avergüenzo?

 

Perdí la virginidad bajo la mirada de Dios.

 

 

IDEA VILARIÑO

(Montevideo, Uruguay, 1920 – Montevideo, Uruguay, 2009)

 

El encuentro

 

Todo es tuyo

 

por ti

 

va a tu mano tu oído tu mirada

 

(...)

 

Te lloraba al nacer

 

te aprendía en la escuela

 

te amaba en los amores de entonces

 

y en los otros.

 

Después

 

todas las cosas

 

los amigos los libros los fracasos

 

la angustia los veranos las tareas

 

enfermedades ocios confidencias

 

todo estaba marcado

 

todo iba

 

encaminado

 

ciego

 

rendido

 

hacia el lugar

 

donde ibas a pasar

 

para que lo encontraras

 

para que lo pisaras.

 

 

MARÍA AUXILIADORA ÁLVAREZ

(Caracas, Venezuela, 1956- )

 

Usted nunca ha parido

 

no conoce

 

el filo de los machetes

 

no ha sentido

 

las culebras de río

 

nunca ha bailado

 

en un chargo de sangre querida

 

doctor

 

NO META LA MANO TAN ADENTRO

 

que ahí tengo los machetes

 

que tengo una niña dormida

 

y usted nunca ha pasado

 

una noche en la culebra

 

usted no conoce el río.

 

 

CLARA JANÉS

(Barcelona, España, 1940- )

 

Soy hermosa y mi piel es suave

 

y el viento del mar me devuelve rocío

 

de tiernas tersuras.

 

Mi cabello perfumo y adorno de áurea madreselva

 

y mi pecho es redondo y casi virginal.

 

Tuve un amante que ensalzó mis caderas

 

y mi forma de amar intensa y silenciosa.

 

Podría ser aún como un río de luz en tus brazos.

 

No sé qué te retiene, si furtivo, he visto

 

un destello de ardor en tu gesto al pasar.

 

Can I go forward when m y heart is here?

 

No conozco la astucia,

 

no soy como la hoja del chopo

 

que en oruga se oculta y arracima

 

antes de dar su tierno cuerpo al viento,

 

soy clara y sin pudor,

 

soy entera y tajante,

 

y no sé seducir.

 

 

CECILIA VICUÑA

(Santiago de Chile, Chile, 1948- )

 

El centro de la mandala

 

Besarte no es la solución

 

que me penetres y langüetees

 

¡no es una solución!

 

Mirarte ha llegado a ser más íntegro

 

que besarte

 

un beso es poco para mí

 

un coito es demasiado poco

 

un coito no sabe contener ni expresar

 

ni satisfacer mi sentimiento de ti

 

La vida y la muerte se anudan

 

y desarman en ti

 

(...)

 

 

GIOCONDA BELLI

(Managua, Nicaragua, 1948- )

 

Y Dios me hizo mujer

 

Y Dios me hizo mujer,

 

de pelo largo,

 

ojos,

 

nariz y boca de mujer.

 

Con curvas

 

y pliegues

 

y suaves hondonadas

 

y me cavó por dentro,

 

me hizo un taller de seres humanos.

 

Tejió delicadamente mis nervios

 

y balanceó con cuidado

 

el número de mis hormonas.

 

Compuso mi sangre

 

y me inyectó con ella

 

para que irrigara

 

codo mi cuerpo;

 

nacieron así las ideas,

 

los sueños,

 

el instinto.

 

Todo lo que creó suavemente

 

a martillazos de soplidos

 

y taladrazos de amor,

 

las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días

 

por las que me levanto orgullosa

 

todas las mañanas

 

y bendigo mi sexo. 

 

 

GABRIELA MISTRAL

(Vicuña, Chile, 1889 – Nueva York, Estados Unidos, 1957)

 

Yo no tengo soledad

 

Es la noche desamparo

 

de las sierras hasta el mar.

 

Pero yo, la que te mece,

 

¡yo no tengo soledad!

 

Es el cielo desamparo

 

si la luna cae al mar.

 

Pero yo, la que te estrecha,

 

¡yo no tengo soledad!

 

Es el mundo desamparo

 

y la carne triste va.

 

Pero yo, la que te oprime,

 

¡yo no tengo soledad!

 

 

GLORIA FUERTES

(Madrid, España 1917 – Madrid, España, 1998)

 

Nota biográfica

 

Gloria Fuertes nació en Madrid

a los dos días de edad,

pues fue muy laborioso el parto de mi madre

que si se descuida muere por vivirme.

A los tres años ya sabía leer

y a los seis ya sabía mis labores.

Yo era buena y delgada,

alta y algo enferma.

A los nueve años me pilló un carro

y a los catorce me pilló la guerra;

a los quince se murió mi madre, se fue cuando más falta me hacía.

Aprendí a regatear en las tiendas

y a ir a los pueblos por zanahorias.

Por entonces empecé con los amores

-no digo nombres-,

gracias a eso, pude sobrellevar mi juventud de barrio.

Quise ir a la guerra, para pararla,

pero me detuvieron a mitad del camino.

Luego me salió una oficina,

donde trabajo como si fuera tonta

-pero Dios y el botones saben que no lo soy-.

Escribo por las noches

y voy al campo mucho.

Todos los míos han muerto hace años

y estoy más sola que yo misma.

He publicado versos en todos los calendarios,

escribo en un periódico de niños,

y quiero comprarme a plazos una flor natural

como las que le dan a Pemán algunas veces.

 

 

VIOLETA PARRA

(San Carlos, Chile, 1917 – Santiago de Chile, Chile, 1967)

 

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.

 

Me dio dos luceros que, cuando los abro,

 

perfecto distingo lo negro del blanco,

 

y en el alto cielo su fondo estrellado,

 

y en las multitudes el hombre que yo amo.

 

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.

 

Me ha dado el oído, que en todo su ancho

 

graba noche y día; grillos y canarios.

 

martillos, turbinas, chubascos

 

y la voz tan tierna de mi enamorado.

 

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.

 

Me ha dado el sonido y el abecedario,

 

con él las palabras que pienso y declaro:

 

madre, amigo, hermano y luz, alumbrando

 

la ruta del alma del que estoy amando.

 

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.

 

Me ha dado la marcha de mis pies cansados;

 

con ellos anduve ciudades y charcos,

 

playas y desiertos, montañas y llanos,

 

y la casa tuya, tu calle y tu patio.

 

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.

 

Me dio el corazón, que agita su marco

 

cuando miro el fruto del cerebro humano,

 

cuando miro el bueno tan lejos del malo,

 

cuando miro el fondo de tus ojos claros.

 

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.

 

Me ha dado la risa y me ha dado el llanto;

 

así yo distingo dicha de quebranto,

 

los dos materiales que forman mi canto

 

y el canto de ustedes, que es el mismo canto,

 

y el canto de todos, que es mi propio canto.

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Fuente: https://www.elespanol.com/cultura/libros/20160621/134237026_0.html